PEQUEÑAS SEMBLANZAS DE GRANDES MIERENSES: Manuel Álvarez Ferrera, 'Lito el de La Rebollá'

Manuel Álvarez Ferrera, Lito, nació en La Rebollá en 1936, el año del comienzo de la Guerra Civil. Tras su paso por la escuela pública del pueblo estudió con los hermanos de La Salle. Años de infancia en los que coincidió con Ángel Rodríguez, el padre Ángel, quien se convertiría en uno de sus grandes amigos.
*Lito, en una foto realizada en 2012.
Con 17 años, Lito empezó a trabajar en Fábrica de Mieres. En aquel entonces era delegado de las Juventudes Obreras Cristianas en Mieres. A los 18 años, tras la visita a Fábrica de Mieres de un emisario del Partido Comunista llegado desde París, que les trajo las primeras consignas contra el régimen de Franco, Lito, como muchos de sus compañeros, entró a las filas del Partido Comunista y fue pieza clave en la reorganización clandestina de su comité local en Mieres. Asimismo, participó en los orígenes clandestinos de Comisiones Obreras.
No tenía ni 20 años cuando fue detenido por primera vez. Defensor de la cultura y la educación, ayudó a estudiar a otros comunistas con los que coincidía en la cárcel.
Se vio obligado a exiliarse, recorriendo Europa denunciando el régimen franquista, emitiendo desde Radio España Independiente (“la Pirenaica”) y conociendo en su exilio a grandes personajes de la talla de Neruda, Russell o Guillén.
De vuelta del exilio siguió trabajando en Fábrica de Mieres, y, tras su desmantelación, fue trasladado a Uninsa y Ensidesa, en Gijón. El Principado le ofreció años más tarde 690.000 pesetas como indemnización por la represión sufrida durante el franquismo. Él las rechazó.
Se mantuvo siempre en primer plano del PCA, aunque en los últimos años no dudó en mostrarse muy crítico con la nueva ‘orientación’ de CCOO.
Falleció en Gijón, donde residía desde hace varios años, el 02 de octubre de 2013, a los 78 años. La Rebollá, su pueblo, lo recuerda desde hace unas semanas con una placa conmemorativa en el parque de esa localidad. Un reconocimiento que le hubiera agradado mucho, pues, sobre los homenajes y premios él aseguraba que “me vale con un plaquina en La Rebollá, que si quieren la hago yo, en la que se reconozca lo que luchamos por la clase obrera cuatro amigos y yo”. 

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