HISTORIAS DE NUESTRA HISTORIA: Las terribles inundaciones de 1953

No era invierno. Tampoco otoño. Era casi verano. Quizás por eso las intensas lluvias que cayeron en Asturias entre los días 6 y 10 de junio de 1953 sorprendieron a muchos. 
El temporal tuvo sus puntos críticos en las Cuencas: “Nuestra provincia atraviesa en estos momentos una dura prueba, de desgracia y sacrificio, por la catástrofe de las inundaciones producidas en toda la cuenca de los ríos Nalón y Caudal. Los daños materiales son muy grandes, tanto en instalaciones industriales como en plantaciones y viviendas”, señalaba en portada el diario El Comercio en su edición del día 9 de junio.
*Portada de El Comercio del 9 de junio de 1953.
En Mieres, el desbordamiento del Caudal tuvo graves consecuencias: “el débil cauce del río se vio superado por la enorme crecida que hizo penetrar el agua hasta las calles del barrio minero de Santa Marina”. Los cinco mil habitantes con los que contaba el barrio en aquella época tuvieron que ser evacuados por medio de pequeñas barcas traídas por la Delegación del Gobierno desde San Esteban de Pravia. La evacuación fue coordinada por la Guardia Civil, la Guardia Municipal, la Cruz Roja y brigadas de voluntarios, en su mayoría obreros de Fábrica de Mieres.
“Todas esas personas fueron trasladadas a diversos edificios públicos provisionalmente: Escuelas Municipales, edificios de Falange, Hogar Infantil, centros benéficos y viviendas particulares cuyos propietarios prestaron para ayudar a los damnificados”, apuntaban los diarios.
Los daños en Santa Marina fueron cuantiosos, ya que el agua llegó a alcanzar la altura “de dos metros en algunos sitios”, inundando el barrio “en una longitud de un kilómetro”.
A los cinco mil evacuados de Santa Marina hubo que sumar otros tres mil evacuados en las zonas de Oñón y La Peña, afectados por el desbordamiento del río San Juan.
Las inundaciones también se vivieron con fuerza en Figaredo y Ujo. En Ujo el agua “entró en una profundidad de ochocientos metros”, lo que obligó a centenares de vecinos a dejar sus casas.
Cortes de ferrocarril e inundaciones en industrias, minas y lavaderos de carbón, como los de Fábrica de Mieres, fueron algunas de las otras consecuencias derivadas de las inundaciones recogidas por la prensa.
A diferencia de lo que ocurrió en Sama, donde fallecieron cinco personas, aquí solo hubo que lamentar la pérdida de reses e incontables daños materiales. El concejo tardó mucho en recuperar la normalidad y los hechos provocaron que se incidiese con fuerza en la necesidad de dotar al Caudal y a otros ríos de cauces en condiciones, que, pese a ello, aún tardaron en llegar. 

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