HISTORIAS DE NUESTRA HISTORIA: Accidente ferroviario en Figaredo (1982)

Choque de trenes en vía estrecha. Así podría resumirse lo que ocurrió en la estación de Figaredo el día 24 de septiembre de 1982. Eran las nueve de la noche cuando un tren de FEVE se estrellaba contra una máquina de mantenimiento a su entrada en la estación. A bordo del tren iban más de 60 personas. 
*Crónica de Pellanes para 'El Comercio'.
La proximidad de la estación a la carretera y la cercanía de Figaredo a Mieres hizo que en escasos minutos la Policía, los Bomberos y los servicios sanitarios coordinasen un rápido rescate de los viajeros. La gran mayoría, unos 54, fueron atendidos en la entonces Residencia Enrique Cangas (luego Álvarez-Buylla). Precisamente, Álvarez-Buylla, entonces Alcalde de Mieres, fue uno de los primeros en llegar al lugar del accidente y estuvo durante toda la noche en el centro sanitario, interesándose por los heridos. Por sus lesiones, once tuvieron que ser trasladados a Oviedo. También a Oviedo fueron llevados, directamente desde Figaredo, los heridos más graves.
Varios viajeros y el propio maquinista del tren necesitaron pasar por cirugía plástica y maxilofacial para reconstruir partes de su rostro afectadas por el accidente. Hubo personas que perdieron dientes a consecuencia del impacto y muchos fueron los que acabaron con lesiones en la cabeza que les obligaron a  estar bajo observación del equipo de neurólogos de la entonces Residencia Sanitaria de Oviedo durante algunos días.
El accidente trascendió a todos los medios y el entonces rey, Juan Carlos I, mandó al día siguiente un telegrama de apoyo a las víctimas y a sus familiares.
¿Qué pasó exactamente para que se produjese el choque? Todas las informaciones coinciden en algo que la compañía nunca confirmó, aunque sí lo hicieron después las investigaciones oficiales: un fallo humano. Un operario se había puesto a maniobrar con la máquina de mantenimiento en el acceso a la estación sin cambiar el semáforo que unos metros antes advertía a los maquinistas sobre si podían o no entrar en la estación. El semáforo estaba en verde, comenzaba a caer la noche y el maquinista, aunque frenó al ver ocupada la vía, no pudo hacer nada para evitar el choque. La baja velocidad a la que circulaba el tren contribuyó a que no hubiese que lamentar víctimas mortales.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Recuerdo este choque y conozco a uno de los que viajaban en el tren, natural de Santa Cruz aunque ahora lo tenemos por ahí emigrado. Se rompió un brazo y tuvo algo en la pierna, no recuerdo si esguince o alguna otra cosa. Le habían quedado secuelas que se le agudizaban con los cambios de tiempo. Una vez me comentaba que no se explicaba que nadie hubiera muerto porque el tren tenía unos materiales duros, la mínima seguridad para cumplir con la normativa y el golpe había sido bastante tremendo.